viernes, septiembre 10, 2004

A Google no le agradan las parodias

La gente de un buscador belga; eeltnet.be decidió crear una parodia del superpoderoso buscador Google y alojarla en un dominio que sonara similar al del buscador: Goegel.be A Google no le agradó y lo impidió apelando a una batería de faxes y cartas documentos con la que bombardeó a la pequeña empresa europea. Los belgas desistieron y su último acto fue el de hacer público en aquel espacio, un fax donde algún abogado fundamenta la negativa de Google.com alegando cierta posible confusión del público gracias al parecido de sonido y diseño que tendría una página con otra. ¿Fin de la historia? No. Una causa por plagio se tramita en los tribunales de Santa Mónica, California, USA donde al parecer el buscador que cotiza en Wall Street tiene su sede legal. Ahora bien, lo que se debe discutir entonces es la injerencia que puede tener la justicia norteamericana para entender en cuestiones que ocurren muy lejos de su competencia, es decir muy lejos de su territorio federal. De hecho, no hay nada que permita suponer a Bélgica cómo un estado capaz de acatar fallos de la justicia de otros estados. Una serie de preguntas incómodas se imponen a la hora del análisis; ¿a quién pertenece Internet? es sólo una de ellas. ¿Por qué censurar una parodia no es un acto de censura? ¿Qué antecedentes judiciales permiten que en salvaguarda de intereses de copyright se pueda evitar una publicación? Son apenas un par de las miles que se podrían formular. Lo que debía ser un espacio de libertad, está claro, gracias a los actos cotidianos de sus mayores capitalistas, se parece cada vez más a un mínimo cuartito excesivamente vigilado.