domingo, junio 27, 2004

Se acaba de publicar en Chile un libro con textos inéditos de Borges y Bioy Casares

Jorge Luis Borges
Una familia de estancieros poco sociables, con residencias en Buenos Aires, Mar del Plata y Pardo (provincia de Buenos Aires), un tío (Miguel Casares), un hijo de estancieros (Adolfo Bioy Casares), una propuesta para él: Redactar un folleto para un nuevo yogurt para la empresa La Martona. Bioy Casares llamó a su amigo Jorge Luis para que el folleto fuera hecho entre los dos, la cantidad de 16 pesos por página que iban a recibir resultaba un aliciente suficiente para el joven escritor en dificultades económicas. Pero, ética de por medio, el autor del Libro de Arena había advertido a Casares que la escritura compartida es imposible, y que sólo aceptaba para demostrarle la inutilidad del proyecto. Borges y Casares, no querían comprometer sus nombres en los créditos del trabajo, por lo que inventaron a su alter ego compartido: Honorio Bustos Domecq: “Bustos Domecq o Suárez Lynch son viejos nombres de Córdoba, de Buenos Aires y de Holanda y sólo existe cuando estamos juntos Bioy Casares y yo”, había definido alguna vez el escritor. Bustos Domecq: el corruptor de argumentos
Adolfo Bioy Casares
Lo cierto es que la experiencia les resultó harto divertida, por lo que decidieron no matar a Honorio luego de haber terminado el folleto: se entregaron a experiencias literarias compartidas con el personaje, que desde su inexistencia y para la frustración de los escritores, siempre acababa arruinando con humoradas los elaborados argumentos que la feliz sociedad literaria generaba: “Quisimos trabajar en serio y fracasamos. Bustos Domecq se había convertido en un bromista insoportable”. Asimismo, en alguna vieja entrevista Borges rememoraba:
"Por lo general, yo creo, que los argumentos han sido míos, y las frases, las felices frases, de Bioy Casares, pero, no estoy seguro tampoco de eso. Creo que para colaborar, es necesario que los colaboradores olviden que son dos personas, porque si no, pueden insistir, por vanidad, en que se acepte su opinión, o, por cortesía, en sostener que el otro siempre tiene razón".
Y Bioy Casares concluía:
"Aquel folleto significó para mí un valioso aprendizaje; después de su redacción yo era otro escritor, más experimentado y avezado. Toda colaboración con Borges equivale a años de trabajo"
De esta experiencia nacieron: Seis problemas para Don Isidro Parodi, en 1942; Dos fantasías memorables, en 1946; Un modelo para la muerte, en el mismo año; Crónicas de Bustos Domecq, en 1967. Emecé acaba de publicar en Chile Nuevos cuentos de Bustos Domecq, de lo que La Tercera de Chile (requiere registración) dice:
El volumen aborda lo policial desde el humor con satíricos personajes que se inmiscuyen en asuntos de la mafia o en las crueldades cometidas por el peronismo. Con un estilo barroco y disparatado, las historias ofrecen una galería de seres absurdos representativos de la Argentina de ese entonces. En la recién publicada antología de crónicas Entre Paréntesis, Roberto Bolaño confirma la calidad de estos textos: "Borges y Bioy, sin ningún género de dudas, escriben los mejores libros humorísticos bajo el disfraz de H. Bustos Domeqc, un heterónimo a menudo más real, si se me permite esta palabra, que los heterónimos de Pessoa".
Restan dos elementos, el primero, una pregunta: ¿Por qué en Chile? El segundo, los agradecimientos: Gracias Chile, gracias Emece. Nota: La fuente (La Tercera) no informa el precio del libro, y el aparente sitio web de Emece (http://www.emece.com.ar) estuvo fuera del aire durante la redacción de este artículo.