jueves, junio 24, 2004

Carrera (¿desleal?) de Megabytes

Hace algunos meses, alguna u otra empresa de internet ofrecía, con mucha osadía, correo gratuito con 30 MB de espacio. En ese entonces, comenzó el primer éxodo desde Hotmail (web-mail de Microsoft que hasta ese momento llevaba la delantera con respecto al resto) hacia otros proveedores, que si bien no eran tan conocidos, ofrecían un servicio bien más holgado para los acumuladores de información en el cyberespacio. Luego aparecieron los que ofrecían 50 Megabytes y otra ola de entusiasmo se apoderó de aquellos incautos (quien escribe entre ellos), que seguían abriendo cuentas indiscriminadamente de acuerdo con lo que la novedad electronico-epistolar-gratuita le ofrecía. En ese entonces, se produjo el segundo éxodo que dejaba entrever un Hotmail semi abandonado y que continuaba con insuficientes 2 megabytes para el disgusto del usuario, que día a día, veía con odio su mensaje de advertencia de "casilla de correo llena" ¿Soberbia de la empresa de Bill Gates? Es una posibilidad, falta de dinero no aparentaría haber sido el problema. Cuando en marzo de este año, el gigante temprano Google subió la oferta hasta 20 veces más (1 gigabyte = 1024 megabytes) que lo que se ofrecía en el mercado, el cyberespacio entró en otra conmoción. Ese golpe de efecto no se produjo por la oferta, sino por mostrar el dulce y esconder la mano, en principio, sólo unos pocos tuvieron acceso a tener una cuenta Gmail, y gran parte del resto, estuvieron dispuestos desde pagar (se remataron varias cuentas a través del sitio de e-commerce e-Bay y llegaron a pagar hasta más de 200 dólares por un acceso), hasta ofrecer servicios de las más diversas índoles. Tener Gmail era un privilegio (hoy para algunos continúa siéndolo), una cuestión de status. ¿Estrategia de Marketing? Si lo fue, habría que aplaudir al creativo y mirar con una sonrisa a los ansiosos faranduleros que ofrecían su intimidad por una cuenta. Hoy las cuentas Gmail se están multiplicando exponencialmente, pero aún no están abiertas para el público general. Ante esta amenaza, primero fue Yahoo que de un día para el otro, sin demasiados preámbulos, infló el modesto espacio que tenía de 5 hasta 100 megabytes. Hotmail, aún, no acusaba recibo. EL correo gratuito de Microsoft, actualmente resulta comparable con un pueblo que amenaza en convertirse en fantasma, ya que el pópulo, eligió la gran ciudad. Ante esa amenaza de muerte segura, lanzó una apuesta fuerte, es que según parece, la noche estaría cada día más cerca, y el problema real se suscitaría cuando Gmail abra su espacio al usuario general. Pero Google todavía no abrió mano, y muchos no van a querer esperar, quizá vuelvan a su vieja cuenta de Hotmail abandonada, pero ahora, como anunció la empresa, con 250 poderosos megabytes para aprovechar a partir de julio de este año. Esta es la parte más visible de la lucha entre los gigantes de la libre competencia, ahora veamos el... ...Juego Sucio Quien escribe decidió pasar varios de los grupos en que estaba suscripto en Yahoo Groups para su flamante cuenta de Gmail. El resultado es que solicitó la verificación de cuenta 8 veces y jamás llegó el correo para realizarla. Es cierto que, ese hecho, alimentó algunas suspicacias, pero dentro de las normas de lo justo, nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Ayer, miércoles, apareció un artículo en Cadena Ser que corroboró toda suspicacia bien intencionada. No sólo Yahoo Groups bloqueó su comunicación con las cuentas de Gmail, sino que Hotmail, a su vez, rechazaba cualquier mensaje externo con referencia al correo gratuito de Google catalogándolo como spam:
A los usuarios de Hotmail no les llegan las invitaciones de GMail y además no reciben notificación alguna de que les haya sido enviada. La queja la recogen varios medios digitales y Yahoo también es blanco de la protesta.
¿La recomendación? Quizá sería mejor buscar un espacio alternativo para cuentas de correo donde el usuario no sea alvo fácil de estos poderosos puedenlotodo, quienes promueven irrespeto por el usuario y quienes tienen, el medidor de escrúpulos, en rojo punzante. Fuentes: Cadena Ser, Clarín